La Habana es una ciudad preciosa que enamora por su historia, su cultura, tradicionales, sus edificios tan fotográficos llenos de colores y por ser una ciudad con mucha calidez. Uno de los lugares más espectaculares de la ciudad es el Malecón de La Habana. Es muy popular entre los locales y una parada imprescindible para los viajeros.
EL MALECÓN DE LA HABANA, CUBA
El Malecón de la Habana es una avenida de 8 kilómetros, con un recorrido paralelo a la costa de La Habana dónde rompen con fuerza las olas.
Es un lugar de reunión por los locales, dónde van a pasear, a escuchar y a tocar música, a bailar, a jugar a cartas, a disfrutar de un baño, a pasar la tarde entre amigos y a enamorarse. Convirtiendo el Malecón en el corazón de La Habana.
La construcción del Malecón comenzo en el año 1901, durante un periodo en el que gobernaban de forma provisional los Estados Unidos, y las obras continuaron desarrollándose a lo largo de 50 años, siendo la primera la que llevaba desde el Paseo del Prado hasta la conocida calle Crespo.
A lo largo del Malecón hay varios edificios emblemáticos de la ciudad, el monumento nacional es el que más destaca, es el recuerdo al general Calitxo García a Antonio Maceo, la estatua está situada en el parque que lleva el mismo nombre.
Pero para mi lo mejor del Malecón no está en los edificios que conviven, sino en el encanto del lugar y el ambientazo que hay. Siempre hay gente, siempre hay música y es un lugar fantástico para pasear por la tarde.
Lo mejor es acercarse por la tarde al Malecón, cuando la luz empieza a ser más cálida justo antes de que empiece anochecer. La puesta de sol desde aquí es preciosa y no te la puedes perder.
Nuestra guía nos conto que aquí venían las parejas a pasear de la mano, mientras sus madres les seguían a escasos pasos. Solo se podían besar de forma escasa cuando se prometían y ya una vez casados podían pasear sin la vigilancia de sus madres. Cuando nos los contaba a nuestra mente venían las historias que siempre nos contaban nuestras abuelas, pero la guía nos conto que ella tuvo que pasar por la misma tradición, y ella tan solo tenia 42 años. Consideraban que el Malecón era el lugar más romántico de la ciudad y acudían hasta aquí para cortejarse y enamorarse.
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